Adiós al verano... ¿y a la convocatoria de Septiembre? - La Nación Digital

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jueves, 1 de septiembre de 2011

Adiós al verano... ¿y a la convocatoria de Septiembre?

Aunque el verano finaliza (de forma “oficial”) entre mediados y finales del mes de Septiembre, para mí su final siempre llega al comenzar el primer día del mes.
La diferencia de este año respecto a los anteriores es que no lo he pasado estudiando varias horas seguidas al día debido a que en el famoso “Plan de Bolonia” se ha retirado la convocatoria extraordinaria del mes de Septiembre, colocándola en Julio. ¿Ventajas? Se dispone de un mes y medio o dos meses de vacaciones, lo hagas bien o mal en la convocatoria extraordinaria; además de que, en caso de haber suspendido con una nota cercana al suficiente, se tienen los contenidos más “frescos” a la hora de volver a repetir el examen. ¿Inconvenientes? En caso de meter la pata en la extraordinaria de Julio, te toca cargar con ello durante todas las “vacaciones forzosas” (esto sólo funciona si el alumno tiene remordimientos en caso de sacar malas notas); y a esto hay que añadirle que, quizá, un mes no sea tiempo suficiente para preparar varias asignaturas a la vez.
Personalmente, hubiera sido partidario de no retirar la convocatoria extraordinaria de Septiembre (y lo más curioso es que lo diga yo, que he pasado años sin poder disfrutar plenamente de las vacaciones a causa de la dichosa convocatoria). Sin embargo, ahora parece que se ha declarado la guerra a algo tan tradicional como son los exámenes de Septiembre y ya he escuchado rumores de que pretenden implantar la convocatoria extraordinaria de Julio en Bachillerato y la selectividad.
¿Cuál es el objetivo de todo esto? Yo diría que los profesores se han hartado de trabajar corrigiendo exámenes a las carreras en Septiembre y han decidido “otorgar” el privilegio de vacaciones para todos los alumnos. ¡Pobres funcionarios, afiliados sobre todo a Comisiones Obreras la mayoría! ¡No van a poder tener vida por estar una semana dedicándose única y exclusivamente a corregir exámenes! (aprovecho para desear suerte a algún que otro conocido y a todos aquellos camaradas que se examinan en la presente convocatoria de Septiembre).
Viendo como está el sistema educativo actual (dudo mucho que haya alguien que defienda el actual modelo educativo, considerado “autoritario” por los “progres” más memos) creo que los maestros y el Ministro de Educación tendrían que preocuparse más de lograr una formación adecuada para los estudiantes españoles en lugar de hacerse los “progres supermodernos” y querer establecer un igualitarismo de validez de títulos a nivel europeo (más que nada porque los españoles saldremos perdiendo en comparación con alemanes, franceses o suecos, gentes mucho más formadas en idiomas que los españoles). Pero eso sería pedir peras al olmo, más que nada porque la carrera de Magisterio suele ser escogida más por las salidas profesionales que por la devoción de esos universitarios a su futura profesión.

Retornando al tema de las vacaciones, está claro que no existe comparación entre dedicar un verano a la vida contemplativa y a descansar el cuerpo y la mente, y dedicarlo a estudiar horas y horas como un loco y a contrarreloj. La convocatoria extraordinaria de Julio me salió bien, aunque no tanto como me hubiera gustado (me supuso una gran faena quedarme sin beca por una sola pregunta en un examen de verdadero o falso). Pero, al menos, tuve la conciencia bien tranquila porque el primer año universitario no resultó un completo desastre, como llegué a temer durante algún momento. Pese a todo, ya sé muy bien lo que hay y el próximo curso tendré que hincar los codos en la mesa y el trasero en la silla todavía más… Y, aún así, no tengo asegurado en el futuro tener mejor vida que los zánganos que ni estudian ni trabajan porque no les apetece hacer ninguna de las dos cosas. ¡Y que decir de los famosos y eternos enchufados!...
Podría decir que las vacaciones de verano me han resultado muy provechosas y relajantes. Hasta el día de hoy he podido leerme seis libros (“Escorias y cenizas”, “La Nada y el Olvido”, “¿Sueñan los androides con ovejas electrónicas?”, “Rebelión en la granja”, “El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde” y “La España invertebrada”) y escribir algún que otro relato de narrativa. Además, he dispuesto del tiempo suficiente para crear entradas tan antisistema y transgresoras en lo social como “La dictadura de los pechos y las vaginas”; ensayos ideológicos de corte nacionalsindicalista como “Ramiro Ledesma: ¿Falangista o fascista?” (dividido en dos partes por la extensión de los contenidos) y “El mundillo azul ante las elecciones de Noviembre”; críticas de cine como “El Club de la Lucha” (diría que la mejor crítica cinematográfica que he hecho en mi vida); y el resumen y opinión personal del libro de relatos “Escorias y cenizas” (también dividido en dos partes para su mejor entendimiento).
No obstante, pese al tiempo que haya dedicado a estos pequeños “placeres”, no he descuidado mis estudios y he sacado tiempo suficiente para resumir a mano una asignatura al completo para estudiarla mejor el curso que viene.

Alejándome de temas narrativos y académicos, en lo personal tampoco puedo quejarme. He podido salir a correr para aumentar mi resistencia física, lo que no podía hacer cuando tenía que acudir a clase en la universidad (mayormente porque dedicaba el resto del tiempo “libre” a estudiar, a escribir o a ver los partidos del Real Madrid). Ya que disponía de tiempo libre y me gusta predicar con el ejemplo de lo que defiendo (la vida sana y el deporte frente a los vicios nocivos para la salud), decidí que lo mejor era llevar a cabo un plan de ejercicio diario. Y, sinceramente, se disfruta bastante observando como a medida que avanzan las semanas el cuerpo coge mayor aguante y se va aumentando la distancia y la intensidad, aunque sea poco a poco. La faena es que durante el curso académico no lo podré mantener y al siguiente verano me tocará empezar de nuevo. Y es una pena, ya que cuando se sale a correr uno se siente muy a gusto consigo mismo y dispone de un tiempo vital para pensar sobre la vida y el sentido que le damos.
Creo que esta cita de Nietzsche explicará a la perfección todo lo que quiero decir: “Ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”. Debemos de tener muy claro quiénes somos y lo que queremos conseguir en esta vida. Una vez tengamos muy claro cual es nuestro objetivo y los impulsos vitales que nos mueven a conseguirlo, lo demás no importa. Somos antisistema, transgresores, revolucionarios… en términos orteguianos, se nos podría considerar los aspirantes a esa minoría de hombres dispuestos a separarse de la masa de ignorantes que forma parte de la sociedad actual y que busca calmar sus necesidades intelectuales, políticas o personales desde frentes “políticamente incorrectos”. Yo mismo, este verano, he podido darme cuenta de quien soy. Soy católico, español, falangista y enemigo de esta sociedad putrefacta y decadente a la que desprecio desde lo más profundo de mi alma. Todo lo demás no importa. Lo que importa es que yo esté conforme conmigo mismo y mis circunstancias particulares. ¡Y vaya si lo estoy! ¡Podrán intentar arruinarme la vida, pero ésta tan sólo me pertenece a mí, única y exclusivamente a mí!

Ya va llegando la hora de desear un feliz final de verano a mis lectores, pero acabo de recordar una cosa importante. Este verano no todo ha sido perfecto y he hecho alguna cosilla mal. Como he dicho anteriormente, me acabó resultando extremadamente agradable salir a correr. Sin embargo, creo haber perdido un par de kilos. Seguro que en este mundo habrá personas deseosas de perder peso, pero es que yo no lo necesitaba precisamente. Más bien, al contrario, necesitaba coger peso (y, con suerte, aumentar la capacidad muscular). Ahora, con el frenético ritmo de vida universitaria que se me presenta por delante, habrá que ver cuando recupero ese par de kilos y cómo (si me van bien las cosas, espero que antes de Navidades).
Creo haberme explicado con claridad a lo largo de toda la entrada. Como resumen, termino diciendo que apoyo que la convocatoria de Septiembre no se elimine del curso académico, vuelvo a decir que he tenido un verano fantástico (con el único borrón de ese par de kilos perdidos y que no me sobraban) y que deseo mucho ánimo y suerte a aquellos camaradas que se tengan que examinar en los próximos días. Tan sólo me queda decir que espero que mis lectores hayan tenido un buen verano y que el famoso síndrome postvacacional no les resulte muy grave cuando vuelvan a la rutina diaria.

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