Hernán Cortés, objetivo del vandalismo «memohistórico» en Medellín.

El discurso de la «memoria histórica» no podía detenerse en el siglo XX. Una vez abierta la caja de Pandora, es lógico que así sea. Una cosa es la inmediatez de la política que consiste en «fijar el voto», recordando a nietos y biznietos que un abuelo o bisabuelo que votara a Azaña obliga, hogaño, a sus descendientes a hacerle la ola al PSOE. Y otra, son los delirios de determinados grupúsculos —buen parte de ellos convenientemente subvencionados con dineros públicos—, con pretensiones «pedagógicas», que, herederos ideológicos de lo peorcito del izquierdismo delirante —marxismo-leninismo, trotskismo, maoísmo, anarquismo, etc., etc.— de las décadas setenta y ochenta del pasado siglo acaben —eso sí, desde la cómoda caverna del «progresismo», ya que chapotear en el neocapitalismo no les disguta lo más mínimo— viajando por el túnel del tiempo para descargar todo su potencial de autoodio allí donde creen encontrar una «contradicción». Ya lo dijo en su día el dirigente e ideólogo comunista italiano Amadeo Bordigha: la peor herencia del fascismo es el antifascismo.
Una de las últimas acciones de los «memohistóricos» ha consitido en derramar, con nocturnidad, la madrugada del pasado miércoles, tinta roja —¡cómo no!— sobre la estatua del conquistador Hernán Cortés erigida en la localidad pacense de Medellín, suponemos que en plena sintonía con la verborrea indigenista que ahora está teniendo tanta fortuna en Hispanoamçerica, esa suerte de nacionalismo retro con vitola racial tan caro a los proetarras de «Askapena», a los delirios universalistas de un Carod-Rovira y/o al «diálogo de civilizaciones» de Rodríguez Zapatero y su fiel escudero Moratinos.
La Asociación Histórica Metellinense ha salido al paso y ha considerando dicha hazaña como un «acto vandálico contra el patrimonio artístico y monumental de Medellín», señalando, además, que esta acción «indica un significativo desconocimiento del análisis de la crítica historiográfica moderna y de la escultura urbana como herencia social artística de los pueblos». No insistan, no insistan señores de la Asociación Histórica Metellinense: ahí no hay terapia que valga. Con cerebros embotados, sectarios y abiertamente chekistas cualquier razonamiento lógico, o simplemente sensato, viene a ser exactamente lo mismo que echarle de comer jalea real a los puercos.

Condena mexicana
La Embajada de México en España, por su parte, ha condenado enérgicamente el «acto de vandalismo intolerable e injustificable» contra la estatua de Hernán Cortés en Medellín, en la madrugada del miércoles, día 11. «México es un país orgulloso de su doble herencia indígena y española», por eso, «quien realiza ese ataque quiere negar al padre o la madre» de los mexicanos, afirmó ayer viernes Jaime Manuel del Arenal, responsable de Asuntos Culturales del país hermano.



Fuente: Patria Sindicalista (www.patriasindicalista.es)