Las tumbas de los políticos de la izquierda republicana se conservan inmaculadas.

El cementerio civil de la Almudena de Madrid tiene una zona que se encuentra en una situación de abandono casi absoluto. Féretros abiertos, tumbas destrozadas, pasillos impracticables, escombros y partes descuidadas y en un estado lamentable. Llama la atención que, junto a estas áreas en situación de dejadez total, haya otras que se conservan en perfecto estado. El contraste es tremendo a escasos metros de donde la desidia y falta de limpieza es total. Son las tumbas y panteones de personajes ilustres de la República y políticos de izquierdas.

Así, nada más entrar en el recinto se encuentra la sencilla pero pulcra tumba de Dolores Ibárruri La Pasionaria, fallecida en 1989, que permanece perfecta y siempre con dos rosas frescas que constantemente son repuestas.

Ilustres políticos
Justo al lado de la dirigente comunista se encuentra el fastuoso panteón de Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista. Construido en piedra cobriza y con estatuas de corte soviético, el lugar donde descansa el insigne socialista es uno de los lugares más especiales de la necrópolis madrileña.

Un operario que ponía una corona de flores en la cripta del político socialista confirmo a este periódico que “todos los viernes se trae una corona nueva”. A la pregunta sobre quién pagaba dichas flores no quiso concretar: “Yo soy un trabajador de reparto al que mandan poner las flores, pero no sé quién las paga”.

También destaca el buen estado de conservación de la tumba de Francisco Largo Caballero. De sencillo mármol, siempre adecentada y con flores frescas. El histórico dirigente del Partido Socialista fue presidente de la Segunda República de 1937 a 1939 y tiene una de las tumbas más austeras.

Julián Besteiro, que llegó a ser la máxima autoridad republicana y quién entregó el poder a los vencedores de la Guerra Civil, también descansa en esta zona. Su tumba es individual y está impoluta.

Desde la dirección de Servicios Funerarios de Madrid, Mercedes del Hoyo, secretaria de Gabino Abanades, máximo responsable, quita responsabilidades a dicho organismo: “Desde esta organización se controlan 13 cementerios y no somos responsables de lo que pasa en los miles de lápidas o panteones que hay. La limpieza y mantenimiento de las tumbas corresponde única y exclusivamente a los familiares de los enterrados. Si hay un total abandono por parte de las familias desde Servicios Funerarios no se puede hacer nada.”

Familiares
Respecto a por qué tumbas y panteones de políticos ilustres de la República y de partidos de izquierda están en perfecto estado, es tajante: “Para entrar en los panteones se necesita una llave y de esta sólo disponen los familiares o amigos. Si ellos se encargan de limpiarlo cada poco tiempo y llenarlo de flores y coronas, es cosa suya. Igual con las lápidas, si hay alguien que todos los días viene y pone dos rosas encima de una tumba, será por el cariño o el respeto que le infunde el difunto. Servicios Funerarios no tiene nada que ver con ello.”

Del Hoyo reconoce que a veces “sí que se puede avisar a una familia si se ve un deterioro muy grande en las tumbas donde descansan los antepasados. Pero no se suele hacer. El mantenimiento lo lleva la empresa mixta de Servicios Funerarios de Madrid, que es la que se encarga de la vigilancia, la jardinería y la limpieza. Pero una cosa está clara, en una sepultura de un ser querido, yo me encargo de limpiarlo o no... y de mí o de sus familiares depende”.

Gabino Abanades, director de Servicios Funerarios de Madrid, a preguntas de LA GACETA, es claro: “Las unidades de enterramiento de los Cementerios Municipales, deben ser conservadas y cuidadas por los titulares del derecho de uso. La Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid, que tiene adjudicada la gestión de los cementerios, únicamente limpia, conserva y poda las entrecalles de las sepulturas, viales, jardines y arbolado”.

La dirección general de Servicios Funerarios de Marid tiene cerca de 300 empleados en nómina entre distintos operarios, conductores, tanatopraxas, personal administrativo y empleados de la incineradora.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)