Tensión entre los agentes que tomarán el relevo en Afganistán en septiembre. - La Nación Digital

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domingo, 29 de agosto de 2010

Tensión entre los agentes que tomarán el relevo en Afganistán en septiembre.

Las características de este atentado insólito, casi imposible de prever, vuelven más dolorosa la tragedia, más difícil su asunción como un mero hecho de armas en una zona de guerra y más quebradiza la confianza de los guardias civiles destacados en la zona.

Ghulam Sakhi, el asesino, rondaba los 26 años y era el chófer del jefe de la Policía Nacional afgana, con quien entraba habitualmente en la base. Nadie lo paró porque no se registra el coche de un mando de la Policía afgana, para la que precisamente la Guardia Civil está desempeñando labores de instrucción. “Ha sido un palo tremendo”, explican a LA GACETA fuentes del Grupo de Acción Rural (GAR), el cuerpo de élite de la Benemérita a la que pertenecían las dos víctimas y que cuenta entre sus especializaciones con las misiones en el extranjero. “Sabemos que aquello es una misión de guerra, no de paz, pero ellos están realizando tareas pedagógicas. Si nos dicen que vamos a abrir brecha y a cazar delincuentes, como acabamos de hacer en Haití tipo SWAT españoles, pues ya sabes qué cabe esperar. Somos la élite, no estamos entrenados para estar en una garita. Pero que te peguen un tiro a traición...”, reflexionan las mismas fuentes.

Ambiente tenso
Es conocido que parte de la Policía afgana se ha dejado corromper por los talibanes a cambio de dinero, pero nunca esperas que alguien que trabaja para tu alumno resulte tu verdugo. “Imagínate cómo están los compañeros. Hay mucha tensión entre los que ahí siguen y entre los seis agentes que en septiembre van para allá a hacer el relevo. La Policía afgana tendrá que hacer un esfuerzo extra para eliminar recelos. Se resiente la confianza. Ahora hay que andar con pies de plomo”, opinan en el GAR.
Allí no quieren buscar culpables y guardan un luto aderezado de rabia e impotencia. En cuanto al carácter de los fallecidos, desde la base de Logroño dibujan el perfil de dos agentes arrojados y prometedores: “Aquí nos conocemos todos. Siempre hay gente más gris, pero ellos no lo eran, eran jóvenes y ambiciosos, muy fuertes y deportistas, tenían toda una carrera militar por delante”, cuenta un compañero. El capitán Galera se ocupaba del departamento de Técnicas Especiales, que incluye el adiestramiento en la defensa personal, y el alférez Bravo desempeñaba su función en el departamento de Montaña. “Siempre se ofrecían para lo que fuera, tenían una gran disponibilidad”. La misma que les ha deparado la muerte en una guerra ardua, larga y sembrada de trampas.
En la noche del jueves, cinco guardias civiles destacados en la base de Mazar e Sharif pidieron permiso para cambiar puntualmente la enseña estadounidense que allí ondea habitualmente por la española a media asta, en señal de duelo. No sólo les fue concedido, sino que el contingente francés, polaco, holandés y los marines acudieron a rendir el tributo que merecían. Así lo cuenta uno de los presentes en un mail enviado a otros compañeros al que ha accedido LA GACETA: “No hubo corneta ni himnos, no hubo orden previa ni ensayos, tampoco prensa o autoridades. Sólo unas palabras sentidas que a duras penas fueron pronunciadas en su memoria, seguidas de un silencio desgarrador mientras se arriaba nuestra bandera. “José Mª, Leoncio, va por vosotros: ¡Viva España y viva la Guardia Civil!”.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)

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