Marruecos quiere guerra.

Desde hace una semana, no paramos de ver en los medios de comunicación noticias acerca de problemas provocados por los marroquíes en la frontera con Melilla…y lo que no es Melilla.
Primero, un grupo de marroquíes despreciaron a un grupo de mujeres españolas que trabajaban de policías vigilando la frontera. Al parecer, las “mujeres infieles” no podían darles ordenes a ellos, los “predilectos hijos de Alá”. Estos sucesos provocaron una oleada de acusaciones de “racismo” por parte del gobierno de Marruecos.
Nuestros políticos, en lugar de cumplir su labor que es dejar claras las cosas y decirle a Marruecos que no se pase ni un pelo, que los culpables han sido sus ciudadanos, han ignorado la sensatez y el sentido común (me pregunto si alguna vez tuvieron de eso) y han decidido que, “como siempre”, los malos somos los españoles, por no permitirles pasar como les dé la gana.
Según Zapatero, las fuerzas de seguridad mantendrán la “máxima corrección”. En una nación dirigida por hombres como Dios manda, eso significaría que nadie se pasaría un pelo y no habría incidente alguno. En la España de Zapatero eso significa que los moros podrán entrar en Ceuta y en Melilla como salvajes, proclamando esas ciudades como territorios suyos y cortando cabezas en honor a Alá, por qué los policías tendrán prohibido actuar contra ellos.
De momento, ya se han quejado del comportamiento de los moros la Asociación Melillense de Estudiantes Universitarios (AMEU) y la Confederación Española de Policía (CEP), es decir, la gente que tiene que sufrir a los moros en primera fila y no de muy, muy lejos, como es el caso de Zapatero y sus secuaces.
Pero los políticos no han sido los únicos en bajarse los pantalones ante el “querido” vecino del sur. Otro importante personaje español ha vuelto a rendirse ante las quejas de los moros…y ya es la segunda vez. Y no es ni más ni menos que el Jefe de Estado, el rey Juan Carlos I.
Cuando Juan Carlos I tomó posesión de su cargo tras la muerte del general Franco yo aun no había nacido y mi padre andaría jugando a las chapas y a las canicas, pero buscando información por mi cuenta, he podido comprobar la gran bajada de pantalones que supuso en su momento. Un grupo de marroquíes, diciendo que se apoderarían de un territorio español. Franco, a las puertas de la muerte, decidido a llevarse con él a la otra vida a un grupo de enemigos de España (había ordenado a los militares que dispararan a los moros que cruzaran la frontera). Los moros siguen decididos, Franco se muere y Juan Carlos llega al poder. Y su primera decisión es acordar con el monarca marroquí que pasarán un poco la frontera, pero nada más. Al poco tiempo, Juan Carlos ordena retirar las tropas españolas y los moros se quedan con el Sahara.
Por mucho que la decisión parezca inhumana y despreciable…Franco tenía más razón que un santo. Si se les hubiera disparado se les habría quitado la tontería. ¡A saber cuantos hubieran vuelto a las andadas por mucho que su líder les ordenara lo contrario!...Ahora estamos pagando el haber sido tan blandos cuando debimos haber sido un pelín inhumanos.
Pasaron 35 años de la conocida como “Marcha Verde” (por si alguien no lo sabía, el verde es el color del Islam) y España siguió conviviendo con Marruecos. Tras los sucesos actuales, Juan Carlos ha llamado a su homologo marroquí…¡para poder seguir siendo amigos!. ¿Pero es que algún español con sentido común quiere tener trato con esos individuos asqueroso?. ¡Por Dios, es como querer tener una cena romántica con Zapatero!.
Y esas cosas son las que suceden en la frontera. Yo diría que el problema gordo lo tenemos dentro. Por toda España, y a la vista del pueblo español, tenemos una quinta columna marroquí al completo. Muchos de ellos son radicales e intolerantes. Esto es respondido por los progresistas con el típico “solo son cuatro”, pero es que ni siquiera se molestan en actuar contra esos “cuatro”, por muy peligrosos que sean.
Creo que no hace falta recordar que tienen negocios de alimentación…así que no descartaría que, si un día, sus líderes radicales se levantan con ganas de adueñarse de España, cojan y envenenen la comida que vendan a los españoles. También hay que pensar que mucha fruta que consumimos en España viene de Marruecos…
Pero no se conforman solo con vivir aquí de paso…hasta que sea suyo. Exigen prioridad solo por ser de fuera, en nuestros centros educativos lucen sus pañuelos machistas cometiendo una gran falta de respeto, les ofenden nuestros crucifijos pero nosotros tenemos que aguantar que construyan todas las mezquitas que les dé la gana, para que encima conspiren hay sobre como matarnos…
Y encima hoy, para rematar, queman unos bellos paisajes navarros por que se les ha ido el fuego de las manos cuando asaban un cordero para el Ramadán.
Yo ya estoy harto. Esto no puede seguir así. Se meten en nuestra Patria, la destrozan, nos apuñalan, nos roban, nos venden droga, destruyen nuestra economía…Y no olvidemos que están detrás de los atentados del 11 de Marzo. Para esto, solo tenemos dos soluciones: echarlos por las malas o enterrar cuerpos de cerdo por toda España. Lo que está claro es que por si solos no se van a mover.
El islam es un enemigo cultural e histórico de Occidente por que es incompatible con nuestra manera de ver el mundo, pero es que además…¡es un cáncer maligno!.
La situación no puede seguir así. Tarde o temprano nos estallará en la cara. Hace años, en el pueblo almeriense de El Ejido, un moro asesinó a una joven. Los días siguientes fueron una orgía de violencia contra los musulmanes, algo muy criticado por Esteban Ibarra, que según él, “fue aprovechado por grupos neonazis para agredir a inmigrantes”.
Pues para información del señor Ibarra, El Ejido es una localidad llena de negros y moros dedicados a vender droga y en la que no es recomendable aventurarse solo por la calle. No he estado allí, pero conozco a alguien que ha vivido en ese pueblo y que estuvo cuando sucedieron los hechos mencionados.
En 2000 fue El Ejido. Mañana puede ser cualquier ciudad española. Por motivos históricos, las ciudades que más ganas tienen de invadir son Córdoba, Granada, Sevilla y Toledo. Actualmente, Cataluña es la región de España más afectada por los islamistas.
Solo espero que, si algún día hay que salir a la calle a defender España de las sucias manos de los hijos de Mahoma, ni a mí ni a nadie nos tiemble la mano y nos echemos para atrás. Por que si quieren Guerra Santa, habrá que responderles con una Cruzada.
Y, en contra de la opinión de muchos, Israel no será ni nuestro aliado ni nuestro primer bastión. El único pelotón de soldados que salvarán la civilización occidental somos los propios europeos.