Irán se preprara para sembrar de minas el estrecho de Ormuz.

Las actuales limitaciones de tráfico de crudo por el estrecho de Ormuz están generando una serie de tensiones en el Golfo Pérsico nada halagüeñas. Con 2.000 minas en su arsenal, los analistas temen que Irán siembre de ellas el canal, lo que provocaría su cierre o perturbaría el trafico marítimo lo suficiente como para causar estragos en el mercado mundial.

El estrecho de Ormaz está situado al sur de Irán, entre el golfo de Omán y el golfo Pérsico. Es una zona clave para el control del petróleo internacional. A diario, pasan por allí 15 millones de barriles, lo que supone una sexta parte de la producción mundial y un tercio del petróleo negociado. Es, según la Agencia Estadounidense de la Energía, el “mayor cuello de botella de crudo del mundo”.

Los más optimistas opinan que las autoridades iraníes están más inclinadas a llevar a cabo acciones de menor trascendencia antes que minar el canal. Sin embargo, las últimas acciones de la marina iraní demuestran lo contrario. Su exhibición de poder en las maniobras navales “Velayat 90” con equipos de última generación, tales como misiles ligeros y pesados, buques de guerra, submarinos, aviones no tripulados y armamento de defensa costera, no deja lugar a dudas. De hecho, el diputado de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento Parviz Soruri aseguró: “vamos a hacer unas maniobras para ver cómo cerrar el estrecho de Ormuz dentro de poco. Si el mundo quiere hacer esta región insegura, nosotros haremos inseguro el mundo”.

“El cierre del estrecho es más fácil que beber un baso de agua”

Como aseguró el pasado miércoles el almirante Habibollah Sayari, comandante de la marina iraní: “el cierre del estrecho es más fácil que beber un baso de agua”. No es necesario sellar herméticamente la zona para poner en peligro la navegación internacional. Basta con colocar unas pocas minas, porque una sola explosión sería suficiente para disuadir a los transportistas a arriesgar sus buques.

Estados Unidos ha respondido rápidamente a tales provocaciones: “No se tolerará ninguna interrupción”. Y ha enviado a su Quinta Flota, con sede en Bahréin, a que vigile todas las actividades de Irán en el estrecho. Cuenta con una ventaja de 20 barcos apoyados por aviones de combate, 15 mil personas en las aguas y otras mil en la Costa. Con tanta vigilancia.

Con todo el mundo en alerta, el cumplimiento de la amenaza iraní sería tomado como un claro acto de guerra y desencadenaría una devastadora reacción militar de Estados Unidos, lo que dejaría a Teherán solo ante el mundo.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)