En dicha reforma se va a incluir la ya anunciada modificación del calendario laboral para trasladar las fiestas con menos arraigo social (no se sabe aún cuáles) al lunes más próximo, una medida que ya planteó el señor Rajoy en su debate de investidura y cuya eficacia real es más que discutible, dado que los puentes no son un derecho (los concede la empresa que quiere, pues no forman parte de las vacaciones), su efecto negativo sobre la producción es bastante limitado -por no decir que incluso discutible- y el efecto positivo sobre el sector servicios -muy importante en España- en cambio ha sido siempre muy importante. No vamos a decir que se trate de una medida a la altura de las ocurrencias del anterior Presidente, señor Zapatero, pero cerca le anda...
Más seria será la reforma de la negociación colectiva, en la que se pretende dar prioridad a los convenios de empresa (lo cual dará lugar a mayores abusos contra los trabajadores y supondrá una "compra" descarada de sindicalistas para que firmen los convenios que quieran las empresas), como también el Plan de Empleo Juvenil con el que se quiere introducir incentivos concretos a la contratación laboral, bonificaciones del 100% en las cotizaciones a al Seguridad Social para jóvenes menores de 30 años y una reforma del sistema de formación profesional que aún no está claro en qué consistirá, si bien todo apunta a una mayor precarización del empleo juvenil a cambio del aumento de la contratación.También se habla de introducir medidas contra la discriminación salarial por razón de sexo, de suprimir la prejubilaciones (salvo para casos excepcionales), de adoptar medidas para acercar la edad de jubilación real a la legal (aunque el Gobierno no piensa rebajar de los 67 años actuales a los 65 anteriores) y de perseguir el absentismo laboral, algo en principio necesario siempre que se realice seriamente.
Por cierto, que en materia de restricción de derechos laborales le ha surgido al gobierno del PP un aliado inesperado: UPyD. El partido de Rosa Díez ha presentado una proposición no de ley para cambiar el modelo de contratación e introducir un modelo de contrato único indefinido, con baja indemnización pero creciente (el primer año la indemnización sería de 12 días e iría subiendo en 2 días cada año hasta un tope de 36 días por años trabajado y un máximo de 24 meses). Es decir, se trata de hacer a todo el mundo indefinido a cambio de abaratar el despido, acabando con el principio de causalidad de los contratos y con la flexibilidad que supone poder concertar en cada caso el contrato que mejor se ajuste a la naturaleza del trabajo a realizar. ¡Menudo avance! ¡Y luego dicen que UPyD es un partido de izquierdas!
En definitiva, en apenas tres meses tendremos que soportar una nueva reforma laboral que mezclará algunas medidas buenas -aunque en general anecdóticas- con las que venderán a los españoles la bondad de la misma, junto con otras realmente negativas y que supondrán una nueva restricción -nada anecdótica, por cierto- de derechos laborales adquiridos por los trabajadores. ¿Por qué todas las reformas van siempre en la misma dirección? ¿Por qué siempre hemos de pagar los mismos lo platos rotos del capitalismo con el que se lucran otros?
Fuente: Web de FE-JONS (www.falange.es)
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