El tan esperado equipo de gobierno del nuevo presidente Mariano Rajoy Brey trae caras nuevas a la política nacional, aunque la mayor parte de ellas con un pasado un tanto oscuro, que deben dar solución a una gran lista de problemas que asolan el país. Se trata de un gobierno de tecnócratas al uso de lo sucedido en Grecia e Italia, que aunque aquí tiene la coartada "democrática" de las urnas, va claramente en el sentido de agradar al verdadero poder: bancos y entidades financieras, agencias anglosajonas de calificación e instituciones internacionales.
Entre los nombres ya conocidos, destacan Ruiz-Gallardón, la cara amable de la derecha española, tiene que resolver el atasco judicial de diez millones de juicios sin resolver, la Vicepresidenta, ministra de Presidencia y portavoz, Sáenz de Santamaría, el rostro visible del Gobierno en una crisis de fondo, y Ana Mato, que mucho nos tememos que en lugar de erradicar el crimen de Estado del aborto optará por privatizar los hospitales públicos aún rentables, y que hasta hace poco ha estado relacionada junto a su marido en el caso Gürtel. El canario José Manuel Soria, el clon de Aznar, se hace cargo de Energía y Turismo, sin entender que la política energética es un asunto estratégico para la nación y no un negocio de privilegiados y amiguetes. El resto son viejos conocidos que eran una apuesta fija en las quinielas, como el cantado nombramiento de Arias Cañete como ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Cristóbal Montoro como ministro de Hacienda, o Ana Pastor en Fomento, que deberá reactivar los cientos de kilómetros de catenarias y autovías que han quedado abandonadas en mitad de la nada. El ministro de Interior Jorge Fernández Díaz, tiene el reto de acometer la reforma del modelo territorial de España, y los desafíos separatistas amplificados con la voz de ETA en el Congreso, o José Ignacio Wert en Educación, Cultura y Deportes, que debe poner coto al acuciante fracaso escolar.
Sorprende la elección del Sr. de Guindos, como ministro de Economía, ya que fue presidente ejecutivo para España y Portugal nada menos que de Lehman Brothers, el gigante quebrado por la orgía de las hipotecas “subprimes”. También llama la atención que la cartera de Defensa sea ocupada por Pedro Morenés, un ministro de perfil político bajo, que en la actualidad era nada menos que Director General para España de la empresa de misiles MBDA, con lo que auguran buenas relaciones con el amigo americano, aunque tendrá que lidiar con los recortes militares, la amenaza constante del enemigo natural alauita y la subordinación a las órdenes de la OTAN y EEUU, y explicarnos a todos los españoles cuanto dinero nos ha costado la Guerra de Zapatero en Afganistán, que a los españoles ni nos iba ni nos venía.
En Exteriores y Cooperación, el ministro García Margallo debe apostar por crear una diplomacia que dignamente represente a una nación como la española, tras los vergonzosos espectáculos de Moratinos y Trinidad Jiménez. Cuestiones clave como el posicionamiento y liderazgo en la resolución del conflicto creado hace más de tres décadas por Juan Carlos I y sus amigos de Marruecos en el antiguo Sáhara Español no merecen dilación, como tampoco la apuesta por mejorar las relaciones bilaterales entre España e Iberoamérica, enfriadas desde hace años por el acercamiento de España a la UE. Se prevé un distanciamiento en las relaciones con la dictadura de Guinea Ecuatorial, por los escándalos de anteriores intentonas golpistas sufragadas, presuntamente, por el gobierno de Aznar.
Un perfil tecnócrata el de este gobierno, que a priori debe buscar soluciones técnicas a un problema que lejos de ser político, es de índole moral. Pero nos llama la atención el perfil excesivamente neoconservador de la estructura ministerial. Rajoy prometió recortes, y así lo ha hecho recortando el número de ministerios, pero no resulta comprensible desgajar Economía de Hacienda, creando el aberrante ministerio de Economía y Competitividad, cuyo nombre sugiere aquellos anquilosados ministerios soviéticos de la época de Stalin. Siguiendo esta política de los banqueros, se crea la cartera de Empleo (encabezada por la desconocida mano derecha de Montoro, Fátima Báñez) que desplaza a Trabajo, y que lejos de ser un juego de palabras, los falangistas nos tememos que esconde la apuesta por un modelo laboral sin calidad, sin duración y sin garantías, a mayor alegría de la CEOE, que tendrá difícil paliar los 5 millones de desempleados que existen en España.
Se elimina Ciencia, Tecnología e Innovación, lo que supone recortes en I+D+I y la fuga de cerebros que de hecho se lleva produciendo años. Desaparece el Ministerio de la Vivienda, que ante el problema de desahucios, infraestructuras abandonadas o urbanizaciones fantasma, bien merecería una cartera y soluciones concretas a esos problemas.
Frente a este gobierno de tecnócratas cuyo horizonte será cumplir con las directrices de déficit cero y las consiguientes medidas de recortes sociales impuestas por el eje franco-alemán, los falangistas reclamamos que es la hora de la política. Porque política es definir un horizonte de cohesión nacional e
independencia para España; política es vertebrar territorialmente una nación descoyuntada por las pirañas autonómicas; política es salvaguardar la institución familiar como uno de los pilares de nuestra sociedad; política es demandar unas condiciones dignas en las relaciones laborales; política es impedir la
participación de los asesinos; política es... 133 propuestas para una España mejor
independencia para España; política es vertebrar territorialmente una nación descoyuntada por las pirañas autonómicas; política es salvaguardar la institución familiar como uno de los pilares de nuestra sociedad; política es demandar unas condiciones dignas en las relaciones laborales; política es impedir la
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Fuente: Web de FE-JONS (www.falange.es)
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