El Albacete vence en el Vicente Calderón y elimina al Atlético de Madrid de la Copa. - La Nación Digital

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miércoles, 21 de diciembre de 2011

El Albacete vence en el Vicente Calderón y elimina al Atlético de Madrid de la Copa.

La tragedia se consumó en el Vicente Calderón. El Atlético de Madrid dijo adiós a la Copa del Rey en dieciseisavos de final al caer derrotado ante el Albacete en un partido en el que ofreció una pobre imagen y en el que se vio superado por su rival, de Segunda B, en numerosas fases del encuentro. Los de Manzano terminaron de complicarse la eliminatoria antes del primer minuto de juego al permitir a los manchegos marcar el que, a la postre, sería el único del choque. Los locales mostraron ganas durante el primer tiempo, pero la falta de ideas acabó desesperándolos. Tras el descanso, los colchoneros prácticamente no existieron y acabaron hincando la rodilla.

Parecía que la precaria situación con la que el Atlético afrontaba el partido no podía ir a peor, pero en el Calderón todo es posible. Tan sólo veinte segundos, y con los locales sacando de centro, tardó el Albacete en poner un poco más patas arriba la eliminatoria para los de Manzano con el primer gol de la noche. Sin tiempo para que los asistentes tomaran asiento, Zurdo presionó arriba y robó para asistir a Curto, que definió de forma perfecta con la pierna derecha desde la frontal del área. Nadie, ni los cariacontecidos jugadores ni los atónitos espectadores, eran capaces de encontrar explicación alguna a lo que acababa de ocurrir. Sin darse cuenta, los rojiblancos habían pasado de necesitar un gol a necesitar tres para no quedarse en la cuneta.

El Atlético se vio obligado a no pensar en lo sucedido y a centrar todos sus esfuerzos en arreglar lo antes posible el roto ocasionado por los manchegos. El equipo madrileño no fue capaz de acercarse con peligro al área rival hasta el cuarto de hora de partido con una doble ocasión en la que Godín lo intentó con un remate de cabeza y en la que Adrián estampó el balón contra el lateral de la red cuando lo tenía todo para lograr el empate. Mientras tanto, el Albacete, muy cómodo sobre el terreno de juego y cerrando muy bien las bandas, ponía en apuros a los de Manzano cada vez que pasaba del centro del campo con el balón controlado.

Por lógica y por el resultado que reflejaba el marcador tanto del partido como del global de la eliminatoria, la figura del Atlético fue creciendo a medida que avanzaban los minutos y a medida que el Albacete fue cediendo terreno a su rival. Los jugadores colchoneros comenzaron a mostrarse con ganas e intensidad, aunque imprecisos en las combinaciones y los intentos de remate. Un disparo de Koke que se fue por poco tras tocar en un defensa y dos remates de Curto que detuvo Asenjo pusieron fin a una primera mitad en la que el Atlético mereció mejor resultado, pero en la que también le faltaron ideas para desactivar el perfecto planteamiento del equipo de Antonio Gómez, valiente cuando fue necesario y ordenado y disciplinado cuando la ocasión lo requería.

Con el reloj en contra, con Pizzi dentro del campo y con Diego fuera, comenzó una segunda mitad en la que al Atlético no le quedaba otra que apostar por la épica para evitar un mazazo moral de los que hacen época. El Albacete volvio al terreno de juego con la misma disposición, el mismo orden y el mismo buen hacer mostrado durante los primeros cuarenta y cinco minutos de partido. La ausencia de Diego se tradujo en una línea de cuatro por delante de Assunçao en la que Pizzi y Adrián ocuparon las bandas con Koke y Gabi como pivotes. El nuevo esquema rojiblanco, lejos de aportar beneficio alguno a los madrileños, bloqueó las incorporaciones al ataque de Juanfran y Filipe, principal arma ofensiva local en el primer tiempo. Asenjo evitó con una gran intervención a los diez minutos de la reanudación que Tete sentenciara el pase manchego a la siguiente ronda, lo que acabó de desesperar a la parroquia local. A poco menos de media hora para la conclusión, Manzano retiró del césped a Gabi para dar entrada a Salvio.

El Atlético tardó la friolera de veinte minutos en realizar su primer remate con peligro del segundo acto. El dato habla por sí solo. Campos detuvo el remate de Salvio sin problemas. Tal y como era previsible, comenzaron a sonar los cánticos ya tan familiares en el Vicente Calderón enfocados hacia la actitud del equipo, el banquillo y el palco. Los minutos se consumían y el equipo local fue perdiendo la poca mordiente exhibida durante un segundo tiempo que llevó al Albacete a los octavos de final de la Copa plácida y merecidamente.


Fuente: AS (www.as.com)

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