Detenidos 15 periodistas extranjeros en China por cubrir una "manifestación fantasma".

La supuesta «Revolución de los Jazmines» en China ha acabado derivando en la «Revuelta de los Micrófonos». Unos quince periodistas extranjeros, entre ellos el corresponsal de El Mundo, Aritz Parra, han sido hoy detenidos durante un par de horas en Shanghái por acudir a la Plaza del Pueblo. Por tercer domingo consecutivo, en dicho lugar se había convocado por internet una protesta contra el régimen. Una vez más, había más policías y periodistas que manifestantes, ya que la mayoría de los chinos desconocen estas convocatorias por la censura que impera sobre internet.

A pesar de la corrupción, los abusos de poder y la inflación, que ha disparado los precios y agrandado la burbuja inmobiliaria, es improbable que en China estalle una revuelta social. El motivo es el progreso y la mejora generalizada de las condiciones de vida que ha traído el crecimiento económico de los 30 últimos años. En este tiempo, China se ha abierto mucho en lo económico y social, pero no en lo político. Para que las protestas que sacuden al mundo árabe no se contagien a este país, el régimen censura la información y ha detenido o confinado bajo arresto domiciliario a un centenar de disidentes.

El siguiente paso ha sido desactivar a la Prensa extranjera, para que su presencia en los lugares de las manifestaciones fantasma no despierte la curiosidad y las preguntas de los viandantes. El Gobierno ha prohibido a los corresponsales extranjeros acudir a los lugares fijados para las protestas y les ha amenazado con retirarles el visado. En Pekín, tendrán que pedir permiso para hacer entrevistas o grabar en la calle. En vez de avanzar en la libertad de expresión, el régimen chino retrocede a los niveles más represivos de una dictadura. Pero, por otra parte, aspira a convertirse en una superpotencia respetada e integrada en la comunidad internacional debido a su poderío económico y su gigantesco mercado.



Fuente: ABC (www.abc.es)