El Sevilla se ve con opciones de Champions League tras vencer al Sporting de Gijón. - La Nación Digital

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miércoles, 2 de marzo de 2011

El Sevilla se ve con opciones de Champions League tras vencer al Sporting de Gijón.

Como el fútbol también es sueño, el Sevilla se acostó anoche pensando que por qué no. Que Villarreal y Valencia todavía tienen distracciones en Europa, que hay enfrentamientos directos, que no eran tan feos como la crítica había pintado. Que la Champions, en fin, todavía es posible.

Para un sportinguista fue mal día para dejar de fumar. El partido duró 25 minutos, lo que tardó Eguren en tirarse como un león a por un balón al que se anticipó Luis Fabiano. A Rubinos le pareció poco castigo el penalti (claro) y le sacó una roja exagerada al mediocentro uruguayo, que no daba crédito. Nadie daba crédito. A Luis Fabiano debió darle tanta pena que lo primero que hizo cuando transformó la pena máxima fue darle un abrazo a Cuéllar (extraña la suplencia de ese buen portero que es Juan Pablo...). El Sporting entendió que le esperaba un infierno, un partido interminable del que no iba a sacar nada, sólo frustración. Y se abandonó a su suerte porque además vio hambre en el Sevilla, que poco después del 1-0 sentenció con una volea de Perotti, felizmente de vuelta. Con chispa y con un uno contra uno resolutivo. La confianza es importante, pero el físico lo es todo. Los zig-zags de Perotti tienen otra vez electricidad.

Fue algo más que una noche tranquila para el Sevilla. Fue ilusionante. Hace semanas que el plan de Manzano emite señales esperanzadoras. Por primera vez en mucho tiempo, al Sevilla se le ve controlar partidos en el centro del campo. Es cierto que Eguren desapareció pronto y que con el pequeño Lora achicando agua, todo resultó más sencillo. Pero Medel y Rakitic mezclan bien. El primero muerde, pero sorprende su orden para lo bullicioso que es. Casi nunca pierde el norte y si no se pierde es fácil advertirle éxito en el Sevilla. Y luego está Rakitic, que da picotazos como una avispa. Como jugó a sus anchas, dejó para los resúmenes otro balón primoroso a Negredo, nuevo héroe del Sánchez Pizjuán, en el tercer gol. Siempre hay algo rescatable de Rakitic, que el domingo va a pasar la definitiva prueba del algodón en la atmósfera asfixiante de San Mamés.

Fue una tormenta sobre el Sporting, que aguantó el chaparrón como pudo. Preciado ni siquiera incluyó en la lista a Diego Castro y dejó en el banquillo a Barral, Bilic y De las Cuevas. Hasta extrañó la posición de Lora en el mediocentro. Canella no llega al nivel de José Ángel y Sangoy no sorprende como al principio de Liga... Lo que pasó podía entrar en los planes y no es tragico para el Sporting, que hace tiempo hizo lo más difícil y enderezó su posición. Está donde se esperaba: peleando por la superviviencia. Anoche encontró demasiadas adversidades en un partido que además fue lejos de su hábitat, El Molinón, donde encuentra fuerzas en el aliento de su gente, donde está fuerza. Preciado no debería atormentarse por ello. Su brusquísima reacción cuando se le preguntó si se arrepentía de haber realizado tantos cambios ("hago los que me da la gana") fue una explosión en caliente. A Preciado le pareció que la clave estuvo en el penalti más que en los cambios. Seguro que ayudó todo al desplome sportinguista.

Al Sevilla se le vio relativamente fresco a pesar de que jugaba su quinto partido en doce días. Es como si de pronto a los de Manzano le hubiese entrado el hambre. El hambre de competición, de victoria. Como si sintiera que ha dejado ir tres cuartos de la temporada medio gas. Lo único que no sabe ahora es si está a tiempo. Con estas señales, sin embargo, al menos está en disposición de luchar. Ha recuperado actitud, la defensa sin Alexis y Cáceres ha ganado en sobriedad. Fazio, con permiso de sus tobillos y cierta suficiencia, es sobrio y se entiende bien con el experto y bien colocado Escudé. Navarro está en forma y de la grandeza de Navas ya está todo escrito. Pero la sorpresa ha sido Luis Fabiano. Inestable a veces, ahora está en la onda buena. Le gusta cómo suena el equipo y eso le seduce. Y le cambia. "Estoy contento", dice ahora. Si le quedan trece partidos de sevillista, a disfrutarlos.


Fuente: AS (www.as.com)

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