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domingo, 6 de marzo de 2011

La hipoteca dilapidará 600 euros extra de la renta familiar en 2011.

El aviso de una posible subida de tipos en abril dispara el Euribor, que ya está en el 1,924%Si el emisor elige atajar la inflación puede aumentar la brecha entre países, despertando los fantasmas del rescate
MONCHO VELOSO / MADRID
Día 06/03/201110 comentarios
Evolución del EuriborSólo en la teoría los tipos de interés siguen en su mínimo histórico del 1%. Porque en la práctica, y a pesar de que Jean Claude Trichet sólo ha preparado el terreno para una «posible» subida en abril, los mercados, siempre por delante de las autoridades, actúan ya como si efectivamente el dinero se hubiese encarecido. El Euribor, el indicador más sensible a los cambios en política monetaria y que venía recorriendo una senda alcista, se ha desbocado. Las hipotecas amenazan con convertirse, aún más, en un lujo.

El jueves, tras ese aviso del Banco Central Europeo (BCE), la referencia de la mayoría de las hipotecas en España alcanzó el 1,780%. Y durante las 24 horas posteriores se disparó hasta el 1,924%. Los analistas estiman que el Euribor cerrará el año en el 2,5%. De ser así, y en dinero contante y sonante, las familias pagarán una media de 600 euros más al año por su préstamo para la vivienda.

Tomando como referencia la hipoteca media de 2010, de 122.767 euros a 22 años y un diferencial del 0,5%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y con el Euribor en el 1,7%, la cuota ascendería a 610,93 euros al mes. Con el indicador en el 2,5%, sería de 661,7 euros mensuales. Según estos cálculos, los hogares españoles tendrían que destinar al año 609,24 más de sus ingresos a cumplir con sus obligaciones hipotecarias.

«Eso supone dedicar buena parte de la renta a pagar la cuota de la hipoteca, y eso se traduce en menos consumo», dice Rafael Pampillón, profesor del Instituto de Empresa. «Y un porcentaje muy elevado de las familias españolas tienen una hipoteca», recuerda Sara Baliña, de Analistas Financieros Internacionales (Afi). «Y a las empresas se les encarece la financiación», añade Pampillón.

Un alza de tipos provoca un repunte del Euribor —de las hipotecas— y un encarecimiento del crédito. Las familias tienen menos renta y reducen su consumo. Y las empresas su inversión, con lo que generan menos empleo. Un terremoto en toda regla. Por eso, cuando el jueves Trichet endureció su «acomodado» discurso de los últimos meses, los analistas desaconsejaron una subida «prematura».

Porque lo importante es el escenario. Es una buena medida que controla los precios en tiempos de bonanza. «Sirve para enfriarlos», explica José Ramón Pin Arboledas, profesor de IESE Business School. Pero es la puntilla para una economía en situación de estrés, como la actual. España no acaba de despegar: el crecimiento económico estancado, el consumo interno sin signos de mejora y el paro, que no ha tocado techo, agudizando su sangría.

El dilema de Trichet
«Empezábamos a asomar la cabeza por las exportaciones», dice Pampillón. Una subida de los tipos segaría ese primerizo brote verde, porque sólo con el anuncio de un hipotético incremento, el euro ya se ha revalorizado frente al dólar y ronda los 1,40 «billetes verdes», encareciendo esas ventas en el extranjero.

«Lo que ocurre es que hay divergencias muy fuertes entre los 17 países de la Eurozona», señala Baliña. en referencia a una Europa de dos velocidades. De ahí la disyuntiva en la que se encuentra el emisor. Las previsiones de crecimiento e inflación para el conjunto de la Eurozona recomiendan ya un incremento de los tipos. «Pero no más allá del 1,25 o 1,50%», dice Baliña. Lo que desaconseja un alza es el contexto de estrés y fragilidad económica en el que aún vive la periferia. «Alemania o Francia lo soportarían sin mayores problemas», estima Baliña. Grecia, Irlanda, Portugal y también España, no. «Pero el BCE no puede mirar sólo por un país; su deber es hacerlo por todos», dice Arboledas. «Y si algo está claro es que el Trichet no está cómodo en el 1%», avisa Baliña.

Esto despierta irremediablemente los fantasmas de la crisis de la deuda y de una nueva ronda de rescates, tras Grecia e Irlanda. Para evitar sorpresas, la canciller alemana Angela Merkel acudirá este mes a Bruselas dispuesta a ampliar y flexibilizar el Fondo de rescate europeo. No a cualquier precio: debilitada en Alemania ante sus electores por su laxitud para con los países de la periferia, pedirá a estos más ortodoxia fiscal: más ajustes. Y más competitividad: ¿salarios más bajos? Lo dicho: más hipoteca, menos ahorro, menos consumo.



Fuente: ABC (www.abc.es)

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