Llevamos días escuchando hablar acerca de un posible conflicto bélico entre la coalición sionista (Estados Unidos e Israel) contra la República Islámica de Irán, con la excusa de que los iraníes pueden dejar al mundo occidental sin petróleo (aunque la causa principal sea el hecho de que Estados Unidos no desee que una nación que le resulta incómoda pueda tener bajo sus manos un arma nuclear).
Apoyando públicamente a Estados Unidos ya han salido Arabia Saudí y el Reino Unido, actitudes que a nadie sorprenden (Oriente Próximo es un peligro para los Estados Unidos, excepto si acepta vender su petróleo; de ser así, poco importan las violaciones de los “derechos humanos”).
Nunca he ocultado que, de todos los políticos visibles en la escena internacional, Ahmadinejad es por el que siento más respeto. De acuerdo, no coincidirá con mi forma de pensar y su trato a los cristianos iraníes deja muchísimo que desear (además de su colegueo con Corea del Norte, Venezuela y Cuba); no obstante, valoro mucho sus declaraciones cada vez que habla del Imperio Yankee y del control sionista en las finanzas internacionales.
Como era de esperar, nos han pintado a Irán como “el malo de la película”. No negaré que tenga ciertos aspectos que pueden mejorar o, directamente, deberían ser eliminados; pero no olvidemos, y esto es lo más importante de todo, que Estados Unidos e Israel no son precisamente unos santos. Los primeros, una nación títere de la globalización económica y el mejor exponente del imperialismo capitalista liberal, llevan años invadiendo naciones ajenas y actuando entre bambalinas en la mayoría de los cambios de Gobierno del resto del mundo; los segundos, victimistas por naturaleza, acostumbran siempre a salirse con la suya pese a estar mal vistos internacionalmente por el trato que dan a una comunidad humana a la que quitaron su tierra y ahora matan lentamente tras un muro.
¿Quiénes son Estados Unidos e Israel para darnos lecciones y llamar a la defensa de la civilización occidental? Si no fuera porque moriría mucha gente inocente (lo que, tarde o temprano, terminará pasando), me parecería estupendo que el armamento nuclear iraní terminara atacando a unos países responsables de la mayoría de los actuales males del mundo.
Es pronto para prever que pasará de aquí a unos meses, aunque todo parece indicar que habrá guerra nuevamente. La cuestión es: ¿a quién debe apoyar el integrante de cualquier pueblo europeo? (por supuesto, hablo del ciudadano a nivel individual y no de los gobierno de turno, que sin duda apoyarán a la coalición sionista).
Gabriel García
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