“La ola” es una película alemana basada en una historia real. Un profesor americano llevó a la práctica algo similar a lo que se puede ver en la película y fue capaz de organizar a sus alumnos en un movimiento de corte autocrático que hizo que se implicaran y motivaran por algo como nunca lo habían hecho.
Rainer Wenger es un profesor de instituto al que, en contra su voluntad, en la semana de proyectos de su centro le toca dar la clase sobre autocracia en lugar de la de anarquía, que era lo que había escogido previamente por simpatías personales (la causa de que el otro profesor se niegue a cambiarle el proyecto se debe a que Wenger era conocido por su experiencia como “okupa” durante su juventud y cree que eso no puede ser positivo para los alumnos).
En el primer día de proyecto, cuestionando a sus alumnos acerca de qué entienden por autocracia y las causas que provocan su aparición, sale el tema del III Reich de Alemania y la posibilidad de que un movimiento de esa tendencia pudiera volver a triunfar en el país.
Considerándolo como una forma de dar más interés a la clase, Wenger decide que el grupo de alumnos se convierta en un movimiento autocrático y adopte la misma estructura, imponiendo que se pongan en pie a la hora de dirigirse a él, a quien previamente le llamarán “señor”, y sin poder hablar a menos que les conceda la palabra.
Al final de la clase algunos alumnos se encuentran muy sorprendidos y fascinados por el nuevo modelo educativo, al igual que el propio Wenger.
En la siguiente clase Wenger llama a sus alumnos a moverse a ritmo militar para hacerles sentir la fuerza del grupo y, al mismo tiempo, “atacar” a los del grupo que estudia la anarquía en la clase de debajo. También les hace cambiarse de sitio para que se ayuden unos a otros.
Sorprendidos por el arrollador modelo de Wenger, algunos alumnos del otro grupo deciden cambiarse a su clase.
Las posturas de los alumnos respecto al proyecto de la autocracia cambiarán cuando Wenger decida que luzcan todos, como uniforme, una camisa blanca. Algunos alumnos (como Karo, una de las “populares” de la clase) optarán por oponerse; en cambio, el resto lo verá como algo bueno y alguno (como Tim, el “pringado” de turno) se entregará al proyecto al 100%.
Tras votarlo, los alumnos deciden que el movimiento autocrático que forman se llame “La ola” y optan por utilizar un símbolo homónimo. Los chicos están tan implicados en el proyecto que esa misma noche pondrán patas arriba la ciudad, pegando y pintando todo lo que se encuentran con los símbolos de “La ola”.
El mismo día que inventan un saludo para el movimiento, Wenger habla con Karo, muy descontenta con el proyecto, que terminará tratando de acabar con él tirando papeles advirtiendo del “peligro” que supone “La ola” (dicha campaña panfletaria terminará siendo abortada, en un principio, por los partidarios del grupo).
Tim, el más implicado con el movimiento, se hace con una pistola con la que salva a sus compañeros de una más que probable paliza de un grupo de anarquistas. Al mismo tiempo, se ofrece al profesor Wenger como su guardaespaldas personal.
Wenger descubre, a través de la prensa, una pintada realizada en un edificio de la ciudad. Enfadado, les reprocha la acción a sus alumnos y comienza a preocuparse por la deriva de “La ola”. Finalmente, quiere dar por finalizado el proyecto pidiéndoles que escriban una redacción acerca de lo que les ha parecido el movimiento de “La ola”.
Esa misma tarde, durante un partido de waterpolo del equipo del instituto entrenado por el profesor, se armará una gran pelea a causa de los panfletos lanzados por las opositoras de “La ola” y entre los jugadores del equipo, donde están los miembros del movimiento, con los rivales. La situación llega a tal límite que la propia mujer de Wenger le acusará estar perdiendo el control de lo que ha creado.
Tras recibir la visita de Marco, un alumno que le reprocha haber cambiado su actitud con su novia a causa de “La ola” y que le pide que acabe con el grupo creado, Wenger considera que ha llegado el momento de dar fin a su obra.
Los alumnos, convocados a través de los mensajes de la telefonía móvil, acudirán a la reunión que decidirá el futuro de “La ola”. En dicho encuentro, realizado en un aula cerrada, Wenger se dirige a sus alumnos con un discurso digno de cualquier tercera vía política, anunciando el nacimiento de un movimiento que solucionará los problemas de Alemania. Marco se opondrá a él y los partidarios de “La ola” le subirán al estrado junto a Wenger. El profesor cambia el discurso y les dice que han sido completamente manipulados y que le han demostrado que un movimiento autocrático, que ellos creían imposible de volver a triunfar, podría volver a hacerlo.
Ante el estupor de algunos alumnos, que consideran que los problemas del movimiento podrían resolverse, Wenger afirma que el problema siempre seguirá estando ahí y que lo que han creado tan sólo ha servido para rechazar a la gente de su entorno que no piensa como ellos.
Tim, sintiéndose engañado y molesto con la decisión de Wenger de terminar con todo, opta por suicidarse tras disparar previamente a un compañero.
La película termina con Wenger esposado y siendo introducido en un coche de policía.
“La ola” resulta una película entretenida, pero en la que tampoco podemos encontrar un contenido que sea muy “políticamente incorrecto”. Más bien, explica las causas y expone el atractivo de un movimiento antisistema, pero llevando siempre al terreno del “moderantismo” y la corrección política dichos contenidos y sacando las conclusiones de siempre. No obstante, recomiendo su visión aunque sea para tratar de sacar ideas válidas para nuestros movimientos antisistema a través de la misma.
Al empezar las clases los alumnos mencionan el caso de la Alemania del III Reich y la importancia que se le concede al tema en ese país actualmente (para mal, todo hay que decirlo). El triunfo de un movimiento autocrático en Alemania será el eje principal del guión, aunque sólo volverá a aparecer de manera directa al final de la película, cuando el profesor los reuna a todos para acabar con “La ola”. Utilizando un discurso que perfectamente podría abanderar el NPD (el Partido Nacional Demócrata de Alemania), Wenger logra que sus alumnos se emocionen ante la expectativa de un futuro movimiento que libre a su país de los males provocados por la globalización. Tras observar su entusiasmo, el profesor les asegura que han demostrado ser manipulables y que un nuevo movimiento dictatorial podría volver a ser posible en Alemania.
¿Acaso no se ve lo que pretenden mostrar la película con esto? Simplemente, hacer creer a la gente que los mensajes antisistema de tercera vía son creídos por personas manipulables. Es el eterno tópico que pretende hacer creer que la gente culta es demócrata y que los ignorantes son masas manipulables y carne de totalitarismo.
Al mismo tiempo que Wenger critica a sus alumnos por “haber caído en la demagogia populista de un movimiento autocrático”, se centra en el tema de la “intolerancia” hacia los que no son del grupo.
Utilizando parámetros neutrales podríamos decir que el “rechazo” hacia una persona a causa de sus ideas políticas también es una práctica ejercida por los demócratas convencidos de la separación de poderes y de la famosa libertad de expresión. Un demoliberal, sea de la tendencia que sea, siempre procurará de rodearse de gente de su gusto (esto es muy visible en España).
El gran problema de este asunto surge cuando un grupo ostenta el poder suficiente para apartar de la vida pública a aquellos a los que no considera de su agrado. Esto se ha visto a lo largo de la Historia y no sólo por aquellos calificados como totalitarios.
Hoy en día, viviendo en el famoso “mundo libre”, vemos como Pedro Varela está en la cárcel por ser un notable miembro de la disidencia política antisistema. La democracia liberal, aunque lo haga de una forma más disimulada, también hace todo lo posible para acabar con sus opositores.
El último aspecto que quiero destacar de la película es el de la actitud de Karo, la joven “popular”, y su amiga con pintas de “femiprogre”, Mona. Es evidente que la primera se opone a “La ola” porque iguala a todos los miembros de la clase en un mismo grupo y ella deja de ser “especial” en comparación con los demás (esto es algo que gusta y mucho a algunas chicas españolas de hoy en día; el que no se lo crea, que eche un vistazo a un aula de instituto); en cambio, la segunda tiene unas intenciones ideológicas más visibles, que se ven especialmente cuando califica como “asquerosa” la presencia de banderas nacionales en acontecimientos deportivos.
Pese a ser representantes de una tiranía invisible de lo “políticamente correcto”, la película trata en la mayor medida de lo posible de sacar a ambas chicas como las buenas de la historia, especialmente cuando tratan de acabar con “La ola” a través de correos electrónicos y panfletos. Sin embargo, no se puede negar que Karo es la habitual chica presumida que se cree la mejor por su atractivo físico y por tener a su novio comiendo de la palma de su mano y que Mona es la habitual feminista que abandera el discurso habitual contra la identidad nacional y todo aquello que suene mínimamente a disciplina.
A causa del reciente cierre de Megaupload dudo que aquellos interesados puedan encontrarla fácilmente por algún lado; por lo tanto, aquí os dejo las diversas partes de la película que se pueden ver en Youtube:
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