Urdangarín utilizaba a su antojo los servicios de la Embajada española en Washington. - La Nación Digital

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martes, 10 de enero de 2012

Urdangarín utilizaba a su antojo los servicios de la Embajada española en Washington.

El yerno del Rey celebró en la delegación recepciones profesionales y reuniones privadas. Dezcallar transmitió en varias ocasiones su queja a Exteriores. Disponía también al azar de los vehículos oficiales.

La engañosa personalidad de Iñaki Urdangarín no sólo desvió la atención sobre sus andanzas al frente de la trama urdida alrededor del Instituto Nóos, que presidía, sino que una vez instalado en Washington en la primavera de 2009 muy poco se sabía al respecto de sus operaciones profesionales –muy ligadas a su condición de miembro de la Casa Real– en la capital norteamericana y, especialmente, del uso que hacía de las herramientas de las que dispone el Estado español en Estados Unidos, al frente de las cuales se encuentra, como principal emblema, la Embajada española en Washington, de la que abusó sin vacilaciones.

Los Duques de Palma, y sus cuatro hijos –presionados por la Casa Real para dejar Nóos y mudarse al extranjero– se trasladaron a vivir a la capital estadounidense en abril de 2009 y, desde ese mismo momento, el yerno del Rey se percató de las posibilidades que la Embajada de nuestro país podía ofrecerle para sus negocios particulares y profesionales.

Miembros de la delegación, concretamente del departamento de Seguridad y Protección, han asegurado a LA GACETA que Urdangarín utilizaba a su antojo los servicios de la embajada y que “disponía de todo lo que podía proporcionarle”, especialmente de los vehículos oficiales y de determinados despachos y salas. La forma de actuar del Duque era tan directa como “irrespetuosa” con las normas protocolarias y de seguridad establecidas por la propia embajada. “Llamaba por teléfono directamente al secretario del embajador o al propio embajador para solicitar lo necesario, evitando así los cauces habituales. Además, todo esto lo pedía sin previo aviso, sin plazos y a su libre albedrío”.

Despachos y salas
Con ese modus operandi, constatan las mismas fuentes, Iñaki Urdangarín accedía a algunos de los despachos y salas para mantener en ellos reuniones de negocios, más o menos personales, o relacionadas con sus actividades profesionales en Washington. Un uso, a todas luces, discrecional e interesado de los instrumentos de la Embajada, destinados a dar salida a sus necesidades particulares, al margen de su condición de miembro de la Familia Real. Lo cierto es, aseguran, que siempre aparecía solo y que la Infanta Cristina sólo le acompañaba en los actos programados por el embajador o por la propia delegación.

Los agentes de Seguridad han constatado también a este periódico que actuaba de la misma forma con los vehículos oficiales, destinados únicamente a actos oficiales o a atender las necesidades de ciertos invitados o personalidades adscritos a determinados eventos de carácter estatal. “Solicitaba los vehículos sin ningún tipo de problema. Los pedía directamente, cuando son automóviles de protocolo, destinados a tareas concretas”. Los agentes certifican que los duques de Palma cuentan con tres coches particulares en Washington: un utilitario pequeño, un monovolumen y un todoterreno, además de los cuatro vehículos de escolta que les protegen diariamente, especialmente al yerno del Rey, muy dado, señalan, a “presumir” de protección. Dos asignados a Urdangarín y otros dos asignados a la Infanta.

El embajador de España en Estados Unidos, Jorge Dezcallar, hizo llegar en varias ocasiones al Ministerio de Asuntos Exteriores su disconformidad con las acciones y las formas empleadas por el Duque de Palma para solicitar y prácticamente “exigir” los servicios de una de las más importantes Embajadas que España tiene en el extranjero. La respuesta del ministerio era siempre la misma: silencio. En esas fechas, años 2009 y 2010, se encontraba al frente de la cartera diplomática Miguel Ángel Moratinos y las peticiones de Dezcallar siempre corrieron la misma suerte. “Ni el más mínimo caso”.

Aun así, según confirman, parece que en la última época las acciones de Urdangarín y su personal relación con la Embajada se han relajado algo. No obstante, los miembros de la delegación aseguran que siguen produciéndose algunas reuniones y citas privadas diseñadas por el marido de la Infanta Cristina.



Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)

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