El canterano Álvaro da el pase al Espanyol frente al Córdoba. - La Nación Digital

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jueves, 12 de enero de 2012

El canterano Álvaro da el pase al Espanyol frente al Córdoba.

Apenas unos segundos antes del pitido inicial, Álvaro se fundía en un abrazo con Edgar, el circunstancial portero del Espanyol en la Copa en ausencia de Cristian, Casilla y Kameni (a punto de firmar por el Málaga). Era como si el veterano delantero, de 20 años, le quisiera susurrar al imberbe y debutante guardameta, de 19, algo así como "tranquilo, que estoy lo arreglo yo".

Y vaya si así fue. El Espanyol dominó, arrasó, sufrió y un hat-trick de Álvaro, sobre todo el último tanto en el 88', le dio el pase ante un Córdoba primero blando, luego correoso y finalmente impertérrito. El canterano rubrica cuatro días de oro, tras haber anotado el domingo el aclamado gol del empate en el derbi. A los andaluces les quedará el mal sabor de boca inicial por haberse quedado con la miel en los labios, a sólo un par de minutos de la machada, pero desde hoy podrán pensar que su lucha es otra: la Liga, la disputa por los playoffs de ascenso a Primera.

La primera mitad perica fue intensa. O, mejor dicho, inmensa. Había gozado el Espanyol de seis remates a puerta cuando sólo habían transcurrido 11 minutos desde el arranque. Un anticipo del vendaval que llegaría, 45 minutos en los que un solo equipo hizo más que lo que son capaces de hacer la mayoría en una eliminatoria o casi en una competición entera. Soberbio el ataque españolista, que engloba también a los defensores, pues Raúl Rodríguez volvió a sobresalir como lateral y Dídac certificó su enésimo derroche de calidad y cantidad; hasta obtuvo el premio del gol. Antes de ese 3-0, Álvaro ya había puesto tierra de por medio. Le bastaron nueve minutos para retomar de la mano el impulso que traía del derbi: Romaric abrió a banda para Sergio y éste cedió desde la derecha para el canterano. Su solidaridad fue la de todo el Espanyol en su excelso juego de esta temporada. El 2-0 llegó con una internada de Weiss y un pase de la muerte, de nuevo a un Álvaro que es tan infalible como la leyenda que poco a poco va forjando.

Pero el Córdoba tenía latigazos reservados. El primero, a poco del descanso, en un cabezazo de Aguilar. El segundo, tras la reanudación, de Pepe Díaz tras un buen centro de Fede Vico. Se crecieron los de Paco Jémez -que con ese 3-2 estaban clasificados- y pasó el Espanyol del cielo al infierno, de adorar el balón a que le quemase, de la delicia al despropósito de no hallar el camino, quizá por la juventud o probablemente por el desgaste sufrido sólo 72 horas antes contra el Barça.

Pero reapareció Álvaro, un prodigio de asistencias, lucha, un caño, empuje y gol. Tres. La picó ante Arias, en uno de los pocos errores del meta, en el 88', su dorsal por dos. Aunque él vale por muchos más. Llevó al Espanyol a la gloria. O a Miranda de Ebro.



Fuente: AS (www.as.com)

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