Libia: tras la revolución, el caos. - La Nación Digital

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sábado, 18 de febrero de 2012

Libia: tras la revolución, el caos.


Un año después de la revolución contra Gadafi los libios tienen poco que festejar salvo la caída del déspota. Ni el gobierno, ni los rebeldes se atreven a celebrar los largos meses de lucha que dejó el triste saldo de miles de muertos, desaparecidos, heridos y desplazados en ciudades dañadas o destruidas.
Solamente se prevé celebraciones especiales en Bengasi, la ciudad del este foco de la insurrección y en otros puntos del país donde son organizadas por las autoridades locales.
El país se encuentra ahora más mal que bien regido, aunque no gobernado, por el Consejo Nacional de Transición que si ha decidido otorgar en esta ocasión un bono de unos 1.300 euros (2.000 dinares) a cada familia y 130 euros a cada hijo.
Para el mes de junio están previstas las elecciones y poco a poco se van organizando partidos políticos. La actividad comercial retoma a normalizarse gradualmente, la industria del petróleo vuelve a operar y se prevé que este año o el próximo exportar un número de barriles similares a los años precedentes.
Pero el país se encuentra sumido en el caos por la falta de un gobierno capaz de hacer valer su autoridad. Los libios se quejan de su parálisis, de la ausencia de instituciones y de la inseguridad imperante provocada por la presencia de varios grupos de milicias a quien nadie controla.
En las cárceles existen unos 8.000 detenidos sospechosos de pertenecer o colaborar con el antiguo régimen, a quienes se los tortura y no se brinda asistencia jurídica. Las organizaciones de derechos humanos citan casos como el caso de un antiguo diplomático que fue sacado de su casa y cuyo cadáver apareció luego salvajemente torturado.
A pesar de los enormes recursos del gobierno, la economía sigue sin despegar. Las autoridades no quieren concretar proyectos de reconstrucción o grandes obras por temor de ser acusados de corrupción cuando asuma el nuevo gobierno electo.
Las minorías o los grupos que respaldan a Gadafi son descuidadas y reciben las ayudas gubernamentales con retraso.
Incluso las empresas multinacionales tienen dificultades en el manejo del personal debido a las disputas entre los funcionarios que siguieron trabajando durante la rebelión y los actuales vencedores.
Según algunos analistas, si los problemas de la vida diaria no se resuelven rápidamente, existe el temor de que aumente el porcentaje de libios que añoren el pasado.




Fuente: La Gaceta (www.intereconomia.com)

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